Edge computing al rescate de la nube
La computación en nube corre el riesgo de verse ahogada por su propio éxito, abrumada por el creciente tsunami de datos. Sin embargo, el edge computing está acudiendo al rescate, sobre todo en regiones como África, que son las más vulnerables a las tres principales debilidades de la nube: las limitaciones de ancho de banda, el exceso de latencia y la congestión de la red.
Esta es la opinión de Pramod Venkatesh, director de tecnología del grupo Inq. Aunque reconoce que el concepto de computación de borde no es nuevo -sus raíces se remontan a los primeros días de la computación remota o distribuida-, sostiene que la computación de borde es la siguiente evolución de la computación en nube.
El edge computing es en sí mismo una evolución de la computación tradicional cliente-servidor, en la que los datos se trasladan desde el ordenador del usuario a través de una WAN -o Internet- hasta un ordenador centralizado, donde se almacenan o trabajan, y los resultados se envían de vuelta al usuario.
«Con el auge de las redes 5G, más empresas que nunca pueden aprovechar el análisis exhaustivo de datos sin la infraestructura informática necesaria en las generaciones anteriores. Ese es el poder de la nube», afirma Venkatesh.
Pero la cantidad de datos que se mueven a través de Internet es enorme y cada vez lo es más. El Foro Económico Mundial calcula que a principios de 2020 habrá unos 44 zettabytes de datos en el mundo, es decir, 40 veces más datos en el ámbito digital que las estrellas observables en el universo. En 2025, a esa cifra insondable se sumarán otros 463 exabytes de datos recién generados por un número cada vez mayor de dispositivos conectados, todos los días.
Gartner ha predicho que para 2025, tres cuartas partes de todos los datos generados por las empresas se crearán fuera de los centros de datos centralizados en o por estos dispositivos. Internet se colapsaría bajo la carga.
Las plataformas tradicionales en la nube, incluidas las creadas y operadas por los mayores proveedores del mundo, que ahora tienen dificultades para hacer frente a la situación, podrían verse desbordadas. El impacto en los datos sensibles al tiempo y a las interrupciones podría ser catastrófico. No hace falta mucha imaginación para apreciar el caos que se produciría si los datos enviados desde un coche de autoconducción para su análisis en algún centro de datos lejano se retrasaran, se interrumpieran o se distorsionaran: para cuando la confirmación de que el coche se está acercando a un peligro llegara, se podrían perder vidas.
Cuanto más lejos esté el centro de datos -donde se va a realizar el análisis- del punto final, donde se necesita el análisis, mayor será el riesgo de retraso. Y en África, esas distancias no sólo son grandes, sino que además -con la excepción de Sudáfrica- son transfronterizas.
«Desde el punto de vista normativo, la transferencia transfronteriza de datos puede ser problemática en algunos países africanos, que exigen que ciertos tipos de datos se procesen en el país», afirma Venkatesh.
«Otro problema importante de la computación en nube tradicional en África es el coste de la conectividad, que sigue siendo significativamente mayor que en el resto del mundo. A esto hay que añadir el hecho de que los lugares desde los que se generan los datos pueden estar en entornos hostiles -en una mina, por ejemplo- con una conectividad limitada o intermitente.»
Según Venkatesh, la computación de borde resuelve eficazmente todos estos problemas, ya que los datos se procesan lo más cerca posible del lugar donde se generan, incluso posiblemente en el dispositivo que recoge o genera los datos en primer lugar.
«La belleza de la computación de borde es que tiene un sinfín de aplicaciones potenciales, sobre todo cuando esas aplicaciones requieren alguna forma de IA. Esto puede abarcar desde la seguridad y la supervisión médica hasta los vehículos de autoconducción, las videoconferencias y la mejora de las experiencias de los clientes», afirma.
«Hoy en día, muchos usuarios ni siquiera son conscientes de que están utilizando alguna forma de edge computing. Por ejemplo, ya se utiliza ampliamente en el entretenimiento y los juegos: las plataformas de streaming de música y vídeo suelen almacenar en caché la información para reducir la latencia, ofreciendo así más flexibilidad a la red cuando se trata de demandas de tráfico de los usuarios», afirma.
Cada vez se necesita un mayor número de dispositivos para comunicar y procesar datos en un entorno localizado, como por ejemplo los asistentes de voz. Sin la ayuda de la potencia de procesamiento descentralizada, dispositivos como Amazon Alexa y Google Assistant tardarían mucho más en encontrar las respuestas solicitadas por los usuarios.
Los fabricantes utilizan la computación de borde para vigilar más de cerca sus operaciones. La computación de borde permite a las empresas supervisar los equipos y las líneas de producción para que sean eficientes, e incluso detectar fallos antes de que se produzcan, lo que ayuda a evitar costosos retrasos por inactividad.
El Edge Computing se está utilizando incluso en una mina de Zambia para detectar serpientes peligrosas y avisar a los mineros de su ubicación en tiempo real. El Edge Computing también se está utilizando para detectar la llegada y salida de coches y mercancías de las instalaciones de la empresa, evitando así el uso no autorizado y los robos.
«Como todo o la mayor parte del trabajo informático se realiza en el borde, sólo los datos que requieren un análisis más profundo, una revisión u otro tipo de interacción humana deben enviarse de vuelta al centro de datos principal. La cantidad de datos que hay que enviar se reduce así enormemente, requiriendo menos ancho de banda o tiempo de conectividad del que se necesitaría de otro modo. La computación de borde está, por tanto, reconfigurando la informática y la computación empresarial», añade.
Sin embargo, Venkatesh advierte que la computación de borde conlleva sus propios retos, entre los que destaca la seguridad, tanto física como cibernética, así como la gestión y el control de los dispositivos de borde.
No obstante, cree que sólo estamos empezando a rascar la superficie del potencial de la computación de borde y predice que la adopción de la computación de borde, especialmente en África, continuará acelerándose durante la próxima década.
Fuente: ITWeb