La pérdida de PI es una amenaza real
Cuando se oye hablar de las repercusiones de la falta de protección de las aplicaciones, lo más frecuente es pensar en las pérdidas económicas.
No es de extrañar: el coste medio de las vulnerabilidades es de unos 13 millones de dólares, repartidos entre las multas, el coste de la reparación y el coste de la prevención de la fuga de datos. Ni siquiera se tiene en cuenta el coste del daño a la reputación de una empresa después de una brecha, donde los clientes podrían no querer seguir utilizando los servicios de la empresa por desconfianza, según John Brawner, director de soporte de la empresa de seguridad de aplicaciones PreEmptive.
Pero hay otra gran pérdida que hay que tener en cuenta: la pérdida de PI o propiedad intelectual. Cuando se pierde la PI, puede significar que los competidores pueden copiar, robar o aprovechar su PI en sus propias aplicaciones.
Un ejemplo reciente de esto es cuando American Superconductor, que produce soluciones de energía limpia, perdió su PI ante uno de sus clientes, Sinovel. Sinovel rechazó un envío de componentes y se negó a pagar los millones de dólares que debía por ellos. Finalmente se supo que el motivo era que Sinovel había obtenido el código fuente de los componentes electrónicos de American Superconductor y había instalado una versión pirata en sus turbinas eólicas.
Según Brawner, la ingeniería inversa puede ser un problema importante para las empresas, y los piratas informáticos podrían acceder a la funcionalidad y exponerla.
Una forma de evitarlo es ofuscar el código, explicó Brawner. La ofuscación consiste en modificar el archivo ejecutable de un código para que éste siga siendo funcional, pero los hackers no puedan hacer uso de él.
Evita la pérdida de propiedad intelectual ocultando el marco y la estructura de su aplicación, manteniéndola oculta del espionaje corporativo y protegiéndola de sus competidores. La pérdida de PI es una amenaza real que afecta diariamente a organizaciones como la tuya, causándoles pérdidas potencialmente millonarias.
Fuente: SDTimes